
Convencido de la necesidad de
extender la lucha armada en todo el Tercer Mundo, el Che Guevara impulsó la
instalación de focos guerrilleros en varios países de América Latina. Entre
1965 y 1967, él mismo combatió en el Congo y en Bolivia. En este último país
fue capturado y ejecutado de manera clandestina y sumaria por el Ejército
boliviano en colaboración con la CIA el 9 de octubre de 1967.
Su figura, como símbolo de
relevancia mundial, despierta grandes pasiones en la opinión pública tanto a
favor como en contra. Para muchos de sus partidarios representa la lucha contra
las injusticias sociales, mientras que sus detractores lo juzgan negativamente.
Su retrato fotográfico, obra de
Alberto Korda, es una de las imágenes más reproducidas del mundo tanto en su
original como en variantes que reproducen el contorno de su rostro, para uso
simbólico.
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