UNICEF DESTACO LA REDUCCION EN
ARGENTINA DE NIÑOS Y NIÑAS QUE VIVEN EN ASENTAMIENTOS
Chicos que tienen su
lugar en el mundo
En 2003, seis de
cada diez chicos y chicas urbanos vivían en un asentamiento. En 2010, la
proporción bajó a dos de cada diez. Unicef presentó ayer un informe mundial
sobre el estado de la niñez. Resaltó logros en Argentina y advirtió sobre los
desafíos pendientes.
Por Mariana
Carbajal
Tres
nenas bailan en un reducido patio de tierra frente a una enclenque casilla de
chapa y lonas. Es el atardecer. No muy lejos de ahí se levantan varios
edificios de departamentos, que lucen muy confortables. El contraste salta a la
vista. Pero no sorprende: es un paisaje conocido. Podría ser una postal del
barrio porteño de Retiro, de la
Villa 31 y las torres de oficinas que se levantan sobre
Leandro N. Alem o los pisos de la
Avenida del Libertador. Pero a lo lejos se ven algunos
cerros. No es Buenos Aires. Es un asentamiento precario de Caracas. La
fotografía ilustra la tapa del nuevo Informe de Unicef sobre el Estado Mundial
de la Infancia
2012, dedicado a “Niñas y niños en un mundo urbano”, cuyo eje principal son las
profundas desigualdades al interior de las ciudades y su impacto en la vida y
el ejercicio de los derechos de la niñez y la adolescencia. Al presentar el
informe, el representante de Unicef Argentina, Andrés Franco, destacó ayer que
Argentina y Colombia son los países de la región de América latina y el Caribe
que “más éxito” tuvieron a la hora de reducir los asentamientos mediante la
provisión de mejores viviendas, abastecimiento de agua segura y servicios de
saneamiento.
En
2003, seis de cada diez chicos y chicas urbanos vivían en un asentamiento en la Argentina. En 2010,
esa proporción se redujo notablemente a dos de cada diez, precisó Franco. En
ese período, la proporción de niños, niñas y adolescentes urbanos en situación
de pobreza disminuyó considerablemente, de 63,8 a 17,3 por ciento en el país,
indicó Franco. Pero todavía –apuntó– casi la mitad de los hogares en Argentina
no tiene cobertura de desagües cloacales. Y dos de cada diez carecen de agua de
red. En promedio, el 16,6 por ciento de la población vive en viviendas deficitarias,
enumeró, para dar cuenta de los desafíos pendientes para mejorar la vida de los
chicos y las chicas en las ciudades. “Necesitamos hablar de ellos. El ejercicio
de sus derechos en las urbes tiene particularidades”, indicó en diálogo con
Página/12, luego de encabezar la presentación local del Informe de Unicef sobre
el Estado Mundial de la
Infancia 2012.
Franco
destacó que desde 2003 “todos los indicadores de infancia han mejorado” en la Argentina igual que “las
asignaciones presupuestales para la infancia”. “Ha habido una gestión pública
exitosa” y “lo importante es que vemos interés en seguir mejorando”, añadió.
Pero advirtió que “hay que mirar las desigualdades al interior de las urbes”.
En ese sentido, señaló que “al interior de la ciudad de Buenos Aires hay
inequidades enormes que quedan ocultas en los promedios”.
En
la Argentina
la amplia mayoría de la población vive en ciudades. El 92 por ciento de la
población es urbana.
Franco señaló tres indicadores que
consideró “preocupantes” en el país:
-
La cantidad de chicos que viven en viviendas deficitarias. En promedio, el 16,6
por ciento de la población del país vive en ranchos, casillas o viviendas con
piso de tierra, o sin agua dentro ni inodoro con descarga de agua. Formosa,
Santiago del Estero y Chaco tienen los peores indicadores con 46,9, 46,7 y 42
por ciento respectivamente de su población viviendo en esas condiciones. La Ciudad de Buenos Aires
tiene el mejor indicador, con un 1,9 por ciento de habitantes en viviendas
precarias, “pero en términos absolutos pueden ser más la cantidad de chicos que
vivan en viviendas deficitarias en el ámbito porteño que en Jujuy, por ejemplo,
donde el 28 por ciento de la población tiene esas características”, advirtió
Franco. Las desigualdades se observan al interior de las ciudades, pero también
si se comparan distintas regiones del país. Casi la mitad de los chicos del NOA
vive en una vivienda deficitaria, es decir un rancho, una casilla o una
vivienda con piso de tierra, o sin agua dentro de la vivienda ni inodoro con
descarga de agua. O dicho de otro modo: un niño o niña del NEA o NOA tiene el
doble de posibilidades de vivir en un asentamiento que un chico de la región
patagónica, reveló Franco.
El 13,6 por ciento de los adolescentes y
jóvenes urbanos de 15 a 24 años no estudia, no trabaja y no busca empleo. En
total, son alrededor de 590.000 en todo el país, según datos de 2010. “Es un
porcentaje que aumentó levemente”, advirtió Franco. En 2004, representaban el
10,9 por ciento y en 2007, 12,3 por ciento. En la CABA son el 5,9 por ciento
(22 mil). En Chaco, el 27,5 por ciento. “Esta situación tiene manifestaciones
explícitas en las zonas urbanas como las adicciones y la violencia, que no se
observan en las áreas rurales”, indicó.
En salud, un problema “recurrente” que afecta
a los adolescentes y jóvenes en la
Argentina son los accidentes de tránsito, enfatizó Franco. Y
dio un dato estremecedor: tres de cada cuatro pibes de 15 a 24 años que mueren
pierden la vida por esa causa. “Es una cuestión típica de zonas urbanas”,
agregó.
El
Estado Mundial de la Infancia
2012 señala que uno de cada tres habitantes de una zona urbana vive en una vivienda precaria, una cifra que aumenta a
seis de cada diez en Africa. Más de 1000 millones de niños y niñas viven en
zonas urbanas, incluidos 196 millones que pertenecen a América latina y el
Caribe. Los más vulnerables, dice el estudio, son los que viven o trabajan en
la calle, los que habitan en barrios marginales, los niños y niñas migrantes y
desplazados, los que carecen de un certificado oficial de nacimiento o los que
son víctimas de la trata.
Durante
las próximas décadas, a medida que avance la urbanización, la mayor parte de
los niños y niñas vivirá en una zona urbana, advierte Unicef. En el informe, el
organismo internacional interpela a los gobiernos y les plantea como meta
“comprender mejor la magnitud y la naturaleza de la pobreza y la exclusión que
afecta a los niños y las niñas en las zonas urbanas”. En relación con la
educación, ejemplificó Franco, el problema no es la distancia a las escuelas
como en áreas rurales, sino que haya vacantes. La contaminación ambiental, que
afecta a villas y barrios precarios, impacta en la salud de los chicos y
chicas, señaló el representante de Unicef. En el informe, el organismo plantea
como desafíos a nivel global para las ciudades el impacto de las migraciones,
la violencia urbana, el riesgo de desastres naturales como inundaciones o
sismos y las consecuencias de la crisis económica internacional.
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