19 y 20 de diciembre de 2001
La noche del 19 de diciembre de
2001, Jorge Cárdenas quedó tendido en las escalinatas del congreso. La imagen
dio la vuelta al mundo y se convirtió en un ícono de la represión. El hombre
murió siete meses después. Su familia reclama justicia. El caso no será parte
del juicio por los crímenes cometidos en el ocaso del gobierno de De la Rúa.


Los hijos Cárdenas organizaron el
homenaje porque sienten que se impuso “la impunidad”, pero dicen que “a pesar
de todo el dolor que nos mueve esta fecha no vamos a bajar los brazos, tenemos
la esperanza de que el policía que le disparó a mi papá vaya preso, las balas
no cayeron del cielo, los que tiraron están identificados”, explica Verónica a
Infojus Noticias. “Es cierto, identificamos cinco nombres en los videos, están
en el expediente de Comodoro Py”, agrega Juan Manuel Cárdenas. De hecho,
durante la etapa de instrucción la fiscalía de Luis Comparatore y Patricio
Evers había determinado que a las 3.30 de la madrugada del 20 un pequeño grupo
de manifestantes acorraló a varios policías contra las puertas del Congreso, y
les tiraban con lo que tenían a mano. La respuesta fueron las balas. Los
fiscales solicitaron el procesamiento de Daniel Orgeira, Pablo Sánchez, Marcelo
Martínez, Enrique Sánchez y Marcelo Britez porque aquel día en el ingreso
principal del Congreso sobre la avenida Entre Ríos "utilizaron sus armas
de fuego reglamentarias formulando disparos contra las personas que estaban en
las escalinatas, entre quienes estaba Cárdenas".

Aunque admiten que Cárdenas,
Sebastian Palazuelo Cabrera y Marcos Real agredieron con "elementos
contundentes", insistieron en que cada uno de los policías "ha
querido lesionar al disparar sus armas, teniendo en cuenta la posición de cada
uno de los que disparaba, y la irracionalidad y desproporción con que el
personal policial" los repelió. Sin embargo, la jueza federal María
Servini de Cubría ordenó la exhumación de cadáver de Cárdenas, dijo no haber
encontrado ningún proyectil de bala y determinó que murió “porque era un hombre
enfermo de diabetes”. Su hija replica esa versión. “Mi papá no era diabético
sino asmático, y la bala que le sacaron en el hospital nunca apareció”, dice.
A Juan Manuel y sus hermanos les
informaron hoy que el caso seguía abierto. La fiscalía federal 5 investiga las
responsabilidades directas de los policías en las heridas que sufrió Cárdenas.
Pero no integra la lista de 116 lesionados por los cuales serán juzgados los
autores intelectuales y materiales de la masacre de 2001 (dos funcionarios de
la Alianza, tres jefes policiales y varios de sus subordinados) en el proceso
oral y público que comienza el 24 de febrero, y que contiene siete expedientes
que ya estaban en condiciones de ser elevados a esa instancia. Esto es así
porque el Tribunal Oral Federal 6 hizo un recorte de los hechos a partir de la
orden de reprimir que dio el gobierno de Fernando de la Rúa a las 9 de la
mañana, con la intención de “despejar la plaza” para poder llegar a la Casa
Rosada.
Los hechos anteriores sólo serán
mencionados como antecedente de lo que vino luego. Sin embargo, el nombre
Cárdenas surgirá en las audiencias como
un antecedente fundamental. En junio de 2002, los jueces de la Cámara Federal
Gabriel Cavallo y Horacio Vigliani habían tomado como referencia “el suceso en
que resultó herido de bala de plomo Jorge Demetrio Cárdenas” cuando pidieron la
indagatoria a De la Rúa por homicidio culposo. Consideraron que el ex
presidente debió haber tomado conciencia de la dimensión de la represión que
había desatado con su orden de desalojar la Plaza de Mayo, como requisito para
negociar con la oposición. “A partir de dicha circunstancia debió haber cesado
la confianza de los funcionarios políticos del Poder Ejecutivo en la policía,
en lo atinente a la contención de las manifestaciones”, escribieron. Fiel a su
estilo, De la Rúa estaba mirando otro canal e ignoró este “aviso elocuente”.
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