Por Gabriel Di Nicola
| LA NACION
Cuando Ariel Malvino estaba tirado en el piso, apareció
Eduardo Braun Billinghurst y le arrojó una piedra a la altura de la cintura.
Andrés Gallino le "tiraba" patadas. Y Horacio Pozo (h.) le pegó una
trompada en uno de los pómulos.
Recién al volver a la posada donde se alojaba con su hermano
Lautaro Braun Billinghurst y su grupo de amigos en las playas brasileñas de
Ferrugem , Eduardo relató lo que había pasado y pareció caer en lo que había
hecho.
Así, a ocho años del homicidio de Malvino, que tenía 23 años
y estudiaba Derecho, lo relataron Sofía Cardoso y Eleonora Kaiser Contestin,
dos jóvenes argentinas que r espondieron un cuestionario enviado por la
justicia de Brasil.
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Ferrugem, donde mataron a Malvino el 19 de enero de 2006. Foto: Archivo / Santiago Hafford |
Las declaraciones testimoniales de Cardoso y de Kaiser
Contestin, de 28 y 35 años, respectivamente, fueron tomadas en el Juzgado
Federal porteño N° 3, a
cargo de Daniel Rafecas, por pedido de la justicia de Brasil a través de un
exhorto judicial.
En total fueron cuatro declaraciones en los tribunales de
Comodoro Py. Una quinta testigo respondió las preguntas enviadas desde Brasil
en Río Cuarto, donde vive.
Según informaron a LA NACION fuentes judiciales, las últimas
testimoniales tomadas por Rafecas fueron enviadas a la Cancillería argentina
en noviembre pasado. A pesar de las consultas telefónicas y por correo
electrónico hechas por LA
NACION, desde el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto
no respondieron si el exhorto judicial ya fue enviado a Brasil.
Además, en Corrientes, el Juzgado Federal N° 2, a cargo de Juan Carlos
Vallejos, indagó por segunda vez a los acusados del hecho: Eduardo Braun
Billinghurst, de 30 años; Gallino, de 35, y Pozo, de 30. También se tomó
declaración a siete testigos presentados por sus defensas.
Una vez que las declaraciones indagatorias y testimoniales
lleguen a Brasil deberán ser traducidas del castellano al portugués, causa que
motivó inexplicablemente la parálisis del expediente judicial durante un
prolongado tiempo porque no se encontraban traductores.
"Cuando Ariel [por Malvino] estaba tirado en el piso,
apareció Eduardo [por Braun Billinghurst] y le arrojó la piedra a la altura de
la cintura. Luego salió corriendo. Gallino, en el momento de la pelea, tiraba
patadas dirigidas a Ariel, que retrocedía porque no quería pelear. Mientras
Ariel se alejaba de los golpes de Gallino, Horacio [por Pozo] le pegó una piña
[sic] en uno de sus pómulos", afirmó Cardoso, que declaró en mayo pasado.
En cambio, Kaiser Contestin respondió las preguntas de la
justicia de Brasil enviadas en el exhorto judicial en noviembre pasado. Según
su relato, la joven pasó un día y una noche en la posada donde estaban alojados
los hermanos Braun Billinghurst, Gallino, Pozo y otros tres jóvenes oriundos de
Corrientes.
"No compartimos alquiler con ellos [por los jóvenes
correntinos]. Nosotras nos alojábamos en otras playas, ni siquiera estábamos en
la misma ciudad. Pasamos sólo un día y una noche en el lugar que ellos estaban
alojados. Ni siquiera dormimos ahí", explicó Kaiser Contestin a la
pregunta número 5 que enviaron desde los tribunales de Garopaba, donde se
tramita la investigación por el homicidio de Malvino.
Cardoso y otras tres jóvenes ya habían declarado en Brasil
en 2010, pero la defensa de los imputados pidió su nulidad, presentación
rechazada por la justicia de Brasil, que envió un exhorto judicial a la Argentina para ampliar
los testimonios. La descripción de los hechos que hizo Kaiser Contestin es la
primera vez que se conoce, explicaron fuentes con acceso al expediente.
Según la investigación judicial hecha en un primer momento
por el fiscal Fabio Fernández de Oliveira Lyrio y que continuó Roberta Mesquita
e Oliveira, hay indicios de que el 19 de enero de 2006 Gallino habría discutido
y empujado a Ariel, mientras que Pozo (h.) le habría pegado una trompada en la
nuca a la víctima, que cayó noqueada y golpeó la cabeza contra el piso.
Según la acusación del fiscal, basada en las declaraciones
de por lo menos ocho testigos directos, Braun Billinghurst habría tomado una de
las tres piedras ornamentales que estaban en la vereda de la posada Mauna Loa y
se la habría arrojado contra la cabeza a Ariel, que estaba tirado en el
pavimento de cemento y piedras y tenía convulsiones, producto del puñetazo y
por el impacto contra el piso.
Los acusados siempre negaron las acusaciones. En abril de
2006 respondieron en los Tribunales Federales de Corrientes un cuestionario que
mandaron desde Brasil. Braun Billinghurst afirmó: "No conozco a Ariel
Malvino. Tampoco vi que nadie tirara una piedra" y habló sobre una pelea
que comenzó después de que un joven saltara sobre un charco.
Gallino respondió que él no pegó ningún puñetazo y aseguró
que no agredió a nadie y que a Malvino lo conoció por los medios de prensa.
Pozo recordó una pelea en la que dijo ser víctima y sostuvo
que no vio a nadie tirar una piedra.
En teoría, con la incorporación de las indagatorias y
testimoniales debería darse por cerrada la causa y elevarse a juicio oral: ése
es el objetivo que desde un primer momento tuvieron los padres de Ariel,
Patricia y Alberto Malvino, que todavía esperan justicia.
TRES JÓVENES CORRENTINOS, EN LA MIRA
Están sindicados como los autores del ataque que terminó con
la vida del joven Ariel Malvino
Eduardo Braun Billinghurst
Acusado
Según los testimonios de varias personas que estuvieron en
la escena del crimen, fue quién arrojó una piedra cuando la víctima estaba
tirada en el suelo. Él negó las acusaciones
Horacio Pozo
Acusado
Según la investigación judicial, le habría pegado una
trompada a Ariel Malvino. El golpe hizo que el joven estudiante de Derecho se
desvaneciera en el piso. Pozo negó la acusación y dijo que a Malvino no lo vio
nunca
Andrés Gallino
Acusado
Una testigo que declaró en el juzgado de Daniel Rafecas
sostuvo que, en medio de la pelea, tiraba patadas en dirección a Malvino, que
retrocedía porque no quería pelear. Gallino dijo que a la víctima sólo la
conoció en la prensa
"LA
PRESENCIA DE ARIEL ES INTENSA Y CERCANA"
La muerte de Ariel, ocurrida el 19 de enero de 2006, cambió
para siempre la vida a sus padres, Patricia y Alberto Malvino. Siente que su
hijo está presente de forma intensa. No es fácil continuar, pero lo consiguen
con el amor de Luca, el hijo del corazón. "La sensación de que la
presencia de Ariel es cercana e intensa nos permite seguir adelante", dijo
a LA NACION Alberto
Malvino. El padre de la víctima no perdió la confianza en la justicia de Brasil
de que la causa sea elevada a juicio. "Hay elementos probatorios
suficientes.".