Cada 1 de diciembre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Sida como una forma de hacer eco de los progresos médicos para combatir la pandemia del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Pero también es una jornada para concientizar a la sociedad de la necesidad de acabar con la discriminación que padecen enfermos y seropositivos.
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Por ello, el Día Mundial de la Lucha contra el Sida es la ocasión apropiada para que la sociedad reflexione no sólo sobre la infección y las enfermedades que acarrea, sino también sobre el devastador efecto que tiene en las personas que viven con ella y encima son condenados a estar segregados.
“Con los gestos sientes que la gente te está discriminando, está hablando… no es necesario que te señalen, sino que con solo mirarte tú sabes 'oye ésta está hablando de mí, ésta está hablando de mi condición, le está contando a la otra persona de lo que yo tengo'”, confiesa una portadora del virus en Nicaragua, quien junto a sus hijas sobrelleva el estigma social que significa ser VIH positivo.
Hace 30 años que se notificaron los primeros casos de SIDA en el mundo, desde entonces sus consecuencias han sido devastadoras y la pandemia ha matado al menos a 30 millones de personas en el mundo. A pesar de los avances registrados en los últimos años, aun queda mucho por hacer.
En tanto, el consultor internacional de Salud Pública, César Chelala, considera que para disminuir el índice de infección de este virus en la población “los gobiernos deben aumentar sus programas de educación masiva para frenar la divulgación”.
“Uno de los problemas con el VIH es de que muchas personas piensan que no están infectadas, y no toman las precauciones necesarias. Todos los países deben aumentar sus programas de educación y de comunicación masiva para evitar que la epidemia siga teniendo un impacto tan grande sobre la población”, dijo Chelala.
Sin embargo, hay motivos para tener esperanzas. Según los datos publicados este miércoles por la Organización Mundial de la Salud, UNICEF y el Programa conjunto de Naciones Unidas para el VIH/SIDA, los nuevos contagios se han reducido un 15% en la última década y en los últimos cinco años han descendido un 22% las muertes relacionadas con el SIDA. Estos avances se deben sobre todo a que se ha conseguido un mayor acceso a los tratamientos retrovirales y a las campañas de prevención
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