Demócratas y republicanos no lograron acordar hoy y rechazaron el
proyecto. Así millones de estadounidenses dejarán de percibir sus ingresos a
partir de esta medianoche. Además se podrían suspender varias de las
obligaciones que tiene el Estado.
Desde esta medianoche, millones de estadounidenses dejarán
de percibir ingresos debido a que demócratas y republicanos no lograron acordar
hoy un nuevo presupuesto y evitar el cierre inminente del gobierno federal, el
primero en 17 años, que ya causó una fuerte caída de la Bolsa.
El Senado, donde los demócratas son mayoría, rechazó, por 54
votos a favor y 46 en contra, la ley aprobada ayer por la Cámara de Representantes,
lo que hace casi inevitable que el gobierno tenga que suspender por falta de
fondos actividades no esenciales a partir de esta medianoche, cuando termina el
año fiscal.
Como estaba previsto, el Senado votó en contra de la
enmienda que los republicanos, presionados por su sector más derechista, el Tea
Party, aprobaron para condicionar el aporte financiero y evitar un cierre
parcial del gobierno, a un retraso de la aplicación de la reforma sanitaria
promulgada en 2010, uno de los mayores logros del presidente Barack Obama, y
devolvió la ley a la Cámara
baja.
"El destino del país está en juego", enfatizó el
líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, tras la votación,
citado por la agencia de noticias EFE.
A partir de esta medianoche termina el año fiscal
estadounidense y debido a que los legisladores republicanos y demócratas están
lejos de llegar a un acuerdo para evitar el primer cierre federal desde enero
de 1996, no habrá fondos para las actividades no esenciales del gobierno.
Ese cierre obligaría a mandar a casa a casi 800.000
funcionarios durante el tiempo que dure la escasez de fondos y podría costar
más de 1.000 millones de dólares a las arcas públicas, según la Casa Blanca.
Los únicos que se salvan, gracias a un acuerdo bipartidista
logrado este fin de semana, son los militares, quienes seguirán recibiendo sus
cheques pase lo que pase en el Congreso.
Este mediodía, tras recibir en la Casa Blanca al primer
ministro israelí, Benjamin Netanyahu, Obama dijo que no está "resignado en
absoluto" a que el Congreso no vaya a conseguir un acuerdo de última hora
para evitar el "cierre" parcial del gbierno federal.
"El Congreso tiene dos responsabilidades: aprobar un
presupuesto y pagar sus facturas, y yo estoy abierto y deseoso de tener
negociaciones sobre un presupuesto a largo plazo que se asegure de que
invertimos en la clase media y ayudamos a que la economía crezca", aseguró
el presidente norteamericano.
Obama destacó que el gobierno no puede quedar paralizado por
la falta de asignaciones presupuestarias en un momento delicado para la
economía, al tiempo que advirtió del peligro de que no haya tampoco acuerdo en
el aumento del techo de la deuda, debate que se deberá abordar antes de
mediados de octubre.
Pero las consecuencias negativas no se circunscribirían
exclusivamente para los empleados federales.
La parálisis en el Congreso también afecta las negociaciones
por el techo de deuda, cuyo límite se superará el 17 de octubre, momento en que
el Tesoro de Estados Unidos dispondrá solo de 30.000 millones de dólares para
cumplir con sus obligaciones.
Por ello, Obama fue bien claro cuando subrayó que dejar al
país sin presupuesto y sin dinero para pagar las facturas desatará una nueva
crisis que podría afectar a todo el mundo.
No aumentar el techo de la deuda tendrá un efecto
profundamente desestabilizador en la economía entera, en la economía mundial,
porque América es el referente de la inversión mundial“, subrayó.
"El dólar es la moneda de reserva. La deuda que
establece el Tesoro es la base de nuestro mercado de capitales. Por eso no se
juega con estas cosas", añadió.
Concretamente, un cierre prolongado del gobierno federal y
una cesación de pagos tendrían un efecto dominó que va mucho más allá de
Washington, ya que afectaría a los mercados financieros, elevaría la tasa de
desempleo y desaceleraría el tímido crecimiento, según economistas.
De hecho, Wall Street, según el índice de las 500 acciones
más destacadas de Standard & Poors, arrancó la semana de nuevo con
pérdidas, tal como ocurrió cuatro de los cinco días de la semana pasada.
La falta de acuerdo acerca del presupuesto para el ejercicio
2014 y el límite de endeudamiento federal provocó que Wall Street abriera hoy
con un fuertes descensos, que el Dow Jones cayera el 1%, que el selectivo
S&P pierda el 0,88% y que el índice compuesto del mercado Nasdaq ceda el
1,08%.
El dólar también siguió a la baja y se disparó el seguro con
el que los inversionistas se cubren ante un eventual incumplimiento de los
bonos de Estados Unidos, lo que prendió la luz roja en el tablero de riesgos a
nivel internacional.
La parálisis está llegando a tal extremo que grupos
empresariales afines a los republicanos demandaron a sus correligionarios que
aprueben el nuevo presupuesto aún cuando no logren frenar el
"Obamacare", la reforma con la que el presidente dotó de seguro
médico a todos sus compatriotas.
"No está en el mejor interés de los empleadores,
empleados y del pueblo estadounidense arriesgar un cierre del gobierno que será
económicamente perjudicial y crear aún más incertidumbres para la economía del
país“, dijo la Cámara
de Comercio de Estados Unidos en una carta enviada al Congreso.
El presidente, visiblemente irritado, dijo que no cederá un
ápice y señaló a los republicanos como los responsables de volver a llevar al
país a una crisis.
Nadie puede amenazar la imagen y el crédito de Estados
Unidos para beneficio propio. Nadie puede dañar nuestra economía y la de
millones de personas inocentes solo porque hay un par de leyes que no le
gustan“, destacó.
Las encuestas indican que Obama está apuntando hacia el
blanco correcto. Según el último sondeo de la cadena estadounidense CNN, un 46%
culparía a los republicanos por el cierre del gobierno, mientras que un 36%
consideraría responsable a Obama y un 13% a ambas partes por igual.
Publicado:FM Universo 94.3Mhz.
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