En el mes
de junio, revalorizar las costumbres y tradiciones lleva al correntino a
recordar que el 24 se conmemora el día de “San Juan Bautista”, patrono de la ciudad
de Corrientes.
Para ello
y bajo el lema “Bajo el signo de la
Cruz con María de Itatí y San Juan Bautista anunciemos a
Jesús” se lleva a cabo la novena en su honor en la Parroquia que lleva su
nombre en el barrio Aldana.
Cada año
el 23 de junio a las se realiza la
bendición de cirios y encendido de Las Luminarias en el frente del templo, aproxisimadamente
a las 20 30. Y A las 21:00 horas y hasta
las 23:45 veneración a “San Juan Bautista” antes de la media noche se lleva a cabo la quema de muñecos, que
simbolizan los 7 pecados capitales. A las 00:00 horas el Tatá Yehasá o paso
sobre las brasas.
En esta
fiesta que relaciona lo pagano con lo religioso, se realizan misas y
procesiones, así como se práctica un rito ancestral: el tradicional cruce de
las brasas o Tatá Yehasá. A ello se complementa con juegos y pruebas para
prever el futuro, averiguar el nombre del futuro novio o esposo, su oficio, si
se tendrá hijos y cuentos, etc., valiéndose de diversos medios, entre ellos el
plomo derretido.
Vale
mencionar que además de la ciudad de Corrientes, las localidades de Ituzaingó y
Garruchos celebran el día de San Juan Bautista.
Tatá Yehasá:El
cruce de brasas que se practica cada víspera de San Juan, es decir el 23 de
junio a la medianoche, constituye una de las prácticas paganas, o adaptaciones
del pueblo común al ritual oficial de la iglesia, más impresionantes en toda el
área de influencia guaranítica. Constituye un fenomenal acto de fe porque
afirma la tradición popular que aquel que tiene firme su creencia el santo lo
protege y puede pasar descalzo sobre un colchón de brasas al rojo vivo.
Luminarias:En
algunos hogares, la gente enciende las “Luminarias de San Juan” y también se
asiste a las iglesias donde se realizan los ritos que establece la liturgia,
para la recordación. Las Luminarias son simplemente candiles adornados con
finos y translúcidos papeles de colores. También se acostumbra en la zona rural
a fabricar las “Lambras”: que son una especie de corona de luces compuesta de
candiles de cebo con mechas de trapo, que colocado en media cáscara de naranja,
se cuelgan en ramas utilizando finos alambres.
Toro Candil:Otra
costumbre popular es el “Toro Candil”, que los niños especialmente y jóvenes utilizan para jugar en el medio de
la fiesta que suele acompañarse de bailantas chamameceras. Se fabrican
máscaras, a las que se adosan trapos embebidos en combustibles de lento consumo
(generalmente kerosén o gas-oíl) con la máscara que representa al demonio, los
participantes del fuego se persiguen en sana algarabía.
La
costumbre de jugar con fuego se mantiene durante el año, pero las mamás para
evitar los peligros que encierra esta práctica, suelen decirles a sus hijos que
si juegan con fuego se orinan en la cama durante el sueño, lo que limita la costumbre
fuera de la festividad de San Juan.
Quema de muñecos |
La quema de muñecos:Simbolizan los 7 pecados capitales, es una práctica casi
perdida en esta época. Hasta no hace mucho tiempo, sobre todo en las parroquias
barriales se reunían los vecinos para la misa formal que dicta la liturgia
católica y luego seguía la fiesta popular con baile y quema del muñeco que en
esos actos representaba al demonio.
Pruebas de San Juan: Noche de magia San Juan es presentado por la iglesia como sinónimo de
profecía, la gente comenzó a otorgarle el rótulo de poderoso adivinador al
santo y creó toda una batería de prácticas populares. Debe agregarse la
cantidad de pruebas que realizaban las solteras para conocer a su futuro
esposo, las hechiceras, los fanáticos que pretendían adquirir destrezas
especiales, y por supuesto el cruce de brasas.
La mancha de tinta: Se deja caer una gota de tinta en un papel, el que guardado
convenientemente doblado en la noche del 23 de junio, se espera que el santo
trabaje y deje el mensaje de quién será el futuro novio o marido de la niña que
dejó el papel.
Las agujas sobre el agua: Se colocan varias agujas de acero sobre la superficie del
agua contenida en un vaso. Una de ellas representa a la niña y las otras a los
admiradores de ésta que además coloca sus preferencias. La tensión superficial
del agua mantiene a las agujas flotando en constante movimiento, hasta que
casualmente algunas se unen. Como cada aguja tiene asignado un nombre, es la
forma que San Juan le avisa quien será su marido o novio.
La prueba del agua: Las casamenteras deben arrojar un balde de agua a la entrada
de su rancho, en las últimas horas de la noche del 23 de junio (antes de las
24). Como en los barrios suburbanos es clásico el agua se arroja cerca del
portón. Al día siguiente el primer hombre que pisa la mancha de humedad será el
novio o marido. A veces suelen llevarse decepciones, sobre todo si el hombre
que pisa es un anciano o el propio hermano que regresa de una juerga.
La prueba del baile: La moza que pretenda ser una hábil bailarina debe ofrecer su
primer danza a San Juan. Por este motivo, la noche del 23 de junio a la hora
cero, debe bailar sola detrás del rancho. Luego nadie la supera en la habilidad
para bailar, lo que le asegura la posibilidad de conseguir novio. Estas
prácticas se observan en las zonas rurales o los rancheríos de los barrios
periféricos.
La prueba del gallo: Las mozas que pretendían conocer el nombre de su futuro
novio o marido, solían encerrar un gallo en una jaula, varios días antes de la
festividad de San Juan. No se daba de comer al pobre animal que acumulaba una
hambruna de varios días. La noche de San Juan se colocaban delante de la jaula
una fila de casamenteras portando el nombre de su amor, luego tiraban un puñado
de maíz delante de sus pies y se soltaba el gallo. La voracidad del animal
sometido al hambre extremo hace que se abalance sobre el cereal para comer. La
mujer a cuyos pies comía primero el gallo era la que primero conseguiría novio
o se casaría con hombre cuyo nombre portaba.
UN POCO MAS DE HISTORIA -LAS BRASAS DE SAN
JUAN
Por José Ramón Farias
Desde el siglo XVII, los viajeros
comenzaron a relatar hechos increíbles que habían visto en lejanos países. El
jesuita Pablo Lejeune, a su regreso del Nuevo Mundo, relató sus aventuras con
los indios hurones en 1637: "Ustedes deben creerme pues hablo de cosas que
he visto con mis propios ojos" escribió antes de contar a sus
contemporáneos que los hurones frotaban a los enfermos con brasas ardientes y
que, en ningún caso, la piel se quemaba.
Carshalton el 9 de abril de 1937.
Ante los ojos de numerosos observadores occidentales, el indio Ahmed Hussein atraviesa un foso lleno de carbones ardientes. |
El caso más antiguo de
resistencia al fuego que ha sido relatado aparece en la Biblia , en el Libro Tercero
de Daniel: tres intendentes del rey Nabucodonosor fueron condenados a la
hoguera, pero las llamas no parecían tener efecto sobre ellos: "Se
reunieron los sátrapas, los magistrados, los gobernadores y las personas más
cercanas al rey para ver a estos hombres y el fuego no tenía ningún poder sobre
sus cuerpos, los cabellos de su cabeza no habían sido consumidos, sus vestidos
no se habían alterado y ningún olor a quemado salía de ellos". Como caso
aislado, este relato podría ser incluido entre los milagros que aparecen en la Biblia. Sin embargo,
algunos siglos más tarde, Platón y Virgilio se refirieron a unos hombres que
caminaban sobre carbones encendidos sin quemarse. Y, en el siglo III, Porfirio
y su alumno Jamblico de Chalcis escribieron un estudio sobre este fenómeno.
El 9 de abril de 1937, unos
investigadores de la
Universidad de Londres quisieron aclarar el asunto de una vez
por todas y reconstituyeron el experimento en una forma científica. En la
campiña de Surrey, en Carshalton, abrieron una fosa de siete metros y la
llenaron de brasas. Los termómetros registraron una temperatura de 430° C sobre
la superficie. Un joven hindú aceptó servir de conejillo de Indias. Se comprobó
que no podía haber ningún fraude, ya que la piel de la planta de los pies del
joven era fina y suave, y enseguida éste cruzó por cuatro veces consecutivas la
fosa frente a los ojos de los científicos, quienes examinaron la piel
inmediatamente después y luego al día siguiente. El resultado fue indiscutible,
ya que no había ninguna huella de quemaduras.
Publicado:FM Universo 94.3-Ramon A. Bohle-Edid A.Medina
Publicado:FM Universo 94.3-Ramon A. Bohle-Edid A.Medina
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