Chonino era un ovejero alemán
nacido el 4 de abril de 1975. El 15 de diciembre de 1977 ingresó a la Policía Federal
Argentina luego de aprobar las pruebas de aptitudes físicas y psíquicas
requeridas para ser un perro de Policía.
Fue adiestrado como perro de
seguridad y clasificado como perro de presa. Esto significa que sólo podía
entrar en acción cuando había peligro de vida tanto para sus conductores como
para terceros inocentes.
Su primer servicio lo cumplió en
el estadio de River Plate, en el partido inaugural del Mundial de Fútbol de
1978, realizado en nuestro país.
Un 2 de junio de 1983 Chonino y
otro perro acompañaban en sus tareas a dos agentes de policía. Recorrían
cercanías de la avenida General Paz cuando los policías identificaron a dos
sospechosos y, al exigirles ver su documentación, se produjo un terrible
tiroteo.
Uno de los policías, el amo de
Chonino, fue herido. Fue entonces cuando, en defensa de su guía, el perro se
abalanzó contra uno de los delincuentes. Al hacerlo, el otro malhechor disparó
contra Chonino.
El perro resultó herido de
muerte. Descansaba sin vida junto a su guía, que luego falleció en el hospital.
A pesar de sus heridas, Chonino logró conservar los documentos de los
sospechosos entre sus dientes. Gracias a este acto, los ladrones pudieron ser
identificados. Cinco días más tarde, el personal de la Policía Bonaerense
detuvo a los agresores.
Actualmente los restos de Chonino
descansan en el Círculo de la Policía Federal Argentina. Para recordarlo, en el
interior del Predio de Policía Montada existe una estatua de bronce y, en su
honor, la Municipalidad
de la Ciudad
de Buenos Aires le dio su nombre a un pasaje del barrio de Palermo.
A Chonino se lo recuerda por su lealtad,
valor y amor a su guía. En homenaje a él se eligió el 2 de junio para honrar a
todos los perros que nos dan un ejemplo de nobleza y valentía, virtudes dignas
de imitar por los seres humanos.
Publicado: Ramón A. Bohle-Edid A. Medina
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