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lunes, 17 de febrero de 2020


La conspiración entre Cambiemos y el FMI para condicionar al peronismo fue confirmada por un miembro del Banco Mundial

Bastante de las elecciones, la mesa chica de Cambiemos anticipaban una derrota contundente. Por esta razón se tomó, en complicidad con Lagarde, la decisión de endeudar al país en condiciones nocivas. (Dibujo: NOVA)
Por Alberto Lettieri, especial para NOVA

 
La crisis que afronta la Argentina no tuvo nada de azaroso, ni fue únicamente el producto de la voracidad del ex presidente Mauricio Macri y sus amigos y allegados. Evidentemente esa voluntad de apropiarse del patrimonio argentino existió -y de qué manera-, pero se concretó en el marco de una conspiración articulada entre las autoridades del Gobierno de Cambiemos y el FMI, bajo la conducción de Christine Lagarde. Y las sospechas sobre los involucrados van mucho más lejos.
Esta semana, uno de los técnicos de la misión del FMI que nos visita reconoció ante un funcionario del Gobierno argentino que la deuda tomada por la gestión de Mauricio Macri jamás podría ser pagada por nuestro país, según informa Eldestapeweb. Bastante antes de que se celebraran las elecciones presidenciales, los datos que manejaba la mesa chica del Gobierno anterior anticipaban una derrota contundente. Por esta razón se tomó, en complicidad con Lagarde, la decisión de endeudar al país en condiciones que impedirían su cumplimiento, para marcarle la cancha al peronismo que asumiría la próxima gestión, y beneficiarse en términos personales con una fabulosa fuga de divisas.

La fuga era un elemento esencial de esa conspiración, ya que dejaría sin fondos a la actual gestión para afrontar vencimientos, cancelaciones de capital y hasta las erogaciones más elementales para el funcionamiento mínimo del Estado. Ni qué decir de la catastrófica situación social, educativa, laboral y productiva que deliberadamente propició Cambiemos.

La comprobación de la complicidad del FMI durante la gestión de Lagarde resulta más que evidente, ya que el organismo de crédito internacional estaba perfectamente al tanto de que la Argentina no ameritaba para recibir préstamos en los niveles acordados, ni mucho menos para pagar posteriormente en los términos fijados. También hoy en día queda más que claro que el FMI toleró el incumplimiento de metas, e hizo caso omiso de las públicas denuncias sobre la utilización de los fondos girados para destinarlos a la fuga de divisas, pese a lo dispuesto explícitamente por el Estatuto de la entidad.

El viernes pasado el economista jefe del Banco Mundial, Pelelopi Goldberg, renunció a su cargo, en respuesta a la negativa de la entidad de publicar un informe de su autoría que demuestra que cuando un Estado recibe asistencia financiera externa, esas transferencias de divisas coinciden con incrementos sustantivos en bancos Suizos. “Las fugas representan en promedio un cinco por ciento de la ayuda entregada a ese país”, concluye Goldberg. Pero hay más tela para cortar. Ya que una de las supervisoras de la investigación fue nada menos que Kristalina Georgieva, actual presidenta del FMI, durante su paso previo por el Banco Mundial.

La expectativa del Gobierno argentino está centrada en que el informe que elaborará la misión el FMI que desarrolla tareas en Buenos Aires reconozca la co-responsabilidad de la entidad y de la administración de Cambiemos en la catástrofe financiera que actualmente se atraviesa. Pero no sólo eso, sino que adicionalmente se pretende que la misión recomiende a los acreedores privados la aceptación de la ampliación de los plazos de pago y una quita significativa de sus acreencias.

No está claro aún cuál será la decisión de los funcionarios del FMI al respecto, pero sí, en cambio, la del Gobierno nacional, tal como lo anticiparon el ministro Martín Guzmán en su reciente visita al Congreso de la Nación, y las denuncias de la vicepresidenta, Cristina Fernández, avaladas por el presidente Alberto Fernández.

Para todos queda en claro que la Argentina no podrá pagar los compromisos tomados por la administración de Cambiemos. Lo que resta confirmar -y no es un dato menor- es si, finalmente, se llevará a cabo una profunda y certera investigación sobre la deuda externa argentina, y si se querellará judicialmente a los involucrados en esta fabulosa estafa que se denuncia en los medios y en las intervenciones, mientras que la Justicia, por ahora, juega su tradicional rol de convidado de piedra.



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