Política argentina. Hija ilegítima de
Juan Duarte y de Juana Ibarguren, vivió pobremente en su pueblo natal hasta que
a los dieciséis años huyó a Buenos Aires. En la capital argentina trabajó como
actriz en pequeños locales y en la radio, y a partir de 1935 comenzó a gozar de
cierta popularidad, si bien sus papeles carecían de relevancia.
Evita Perón
En tales circunstancias conoció al coronel Juan Domingo
Perón, con quien inició una relación íntima y se casó en 1945. Este mismo año,
Perón fue destituido de sus cargos de la secretaría de Trabajo y de la
vicepresidencia de la nación y confinado en la isla de Martín García. Entonces
mostró Eva su gran energía y carisma para conectar con los sectores
nacionalistas del ejército afines a su marido y con los trabajadores, que se
habían beneficiado de las medidas sociales impulsadas por Perón desde su
puesto.
La campaña de agitación social que emprendió Evita culminó
el 17 de octubre, cuando miles de trabajadores, a los que ella llamó
«descamisados», ocuparon el centro de Buenos Aires para exigir la libertad del
político, en una de las mayores manifestaciones populares habidas en el país
hasta entonces.
Una vez liberado, Perón se presentó a las elecciones de
febrero de 1946 y obtuvo un rotundo triunfo. A pesar de la popularidad de que
gozaba, ella no aceptó ningún cargo oficial y prefirió impulsar una política
social desde la presidencia de una fundación que llevaba su nombre. Financiada
con fondos públicos, la Fundación Eva Perón repartió ayudas sociales a los más
necesitados.
Evita y Juan Domingo Perón
Evita, como habían comenzado a llamarla las clases
populares, se convirtió en el rostro humano del régimen y en el enlace del
presidente con las organizaciones obreras, principalmente la Confederación
General del Trabajo (CGT). Su particular preocupación por la situación de la
mujer la llevó a fundar en 1949 el Partido Peronista Femenino y a promover
desde él medidas orientadas a una mejor integración de la mujer en el mercado
laboral.
Gracias a su intervención, la legislación laboral articulada
durante la primera presidencia del general Perón se tradujo en unas mejores
condiciones de vida de los trabajadores y de los sectores hasta entonces
marginados de la sociedad argentina. Tampoco permaneció ajena a la situación
del pueblo español, y en 1947 viajó a España, en los peores momentos del
aislamiento internacional del régimen de Francisco Franco. Su visita estuvo
precedida por la concesión del gobierno peronista al régimen español de un
crédito millonario para la compra de trigo, maíz, carne, legumbres, etc.
En 1951, año en que publicó su autobiografía La razón de mi
vida, la CGT la postuló como candidata a la vicepresidencia. Sin embargo, la
propuesta topó con la férrea oposición de las Fuerzas Armadas, que veían en
ella una amenaza en su calidad de portavoz de la línea más radical y
reivindicativa del peronismo. Por otro lado, la propia Eva era reacia a aceptar
cargos públicos, convencida de que la eficacia de su labor estaba en la
proximidad de su relación con la gente. Además, el conocimiento de la grave
enfermedad que la aquejaba la indujo a renunciar a la candidatura en un emotivo
acto en el que se dirigió a la multitud desde el balcón de la casa de gobierno.
Su muerte significó el inicio de la decadencia del régimen
peronista, que tres años más tarde fue derrocado por un golpe militar. Para
evitar el peregrinaje popular a su tumba, los militares secuestraron y trasladaron
el cadáver de Eva Perón a Italia y más tarde a España. En 1975 el gobierno
argentino (presidido por la que había sido la tercera esposa del general,
Isabel Martínez de Perón) llevó de nuevo a Argentina los restos mortales de Eva
Perón.
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