“Lo molieron a palos, lo tuvieron desnudo”
Analía Tolaba es tía de Nelson Cardozo, el joven que fue
asesinado en el penal jujeño de Villa Gorriti. Su marido es Beto Cardozo, quien
denunció que lo quisieron matar y terminó arrestado. La mujer cuenta que a Beto
lo torturaron y extorsionaron y señala al juez Pablo Pullén Llermanos.
Analía Tolaba acaba de salir estremecida del penal de Villa
Gorriti de Jujuy. Es la tía de Nelson Mariano Cardozo, el joven de 21 años
asesinado a golpes en la cárcel de la provincia de Gerardo Morales el martes
pasado. Es esposa, además, de Alberto Esteban Cardozo, (Beto) el hombre que
pasó de acusador a acusado y detenido en ese mismo penal, en medio de la
sucesión de causas abiertas durante este año contra la dirigente Milagro Sala.
A su esposo lo arrestaron el 26 de abril. “Al día siguiente lo pusieron en el
pabellón de castigo, en tres días lo mataron a palos. Le pegaron. Lo tuvieron
desnudo. Lo tuvieron esposado de manos y pies, el famoso barquito que le
llaman. Decían que dijera dónde estaban los bolsos que salen en el video de
Milagro Sala, ni siquiera le preguntaban por su supuesta imputación”. La mujer
que habla por primera vez. En esta entrevista denuncia la trama de tormentos a
los que fue sometido su esposo y señala al juez Pablo Pullén Llermanos, uno de
los dos magistrados a cargo de las causas contra Milagro Sala. Pullén
Llermanos, según denuncia la mujer, extorsionó a su esposo prometiéndole
liberarlo “al día siguiente” si declaraba contra la dirigente de la Tupac Amaru.
“Un jueves lo trasladaron al juzgado sin avisarle a la abogada ni notificarlo.
Beto llevaba preso más de una semana. Yo me entero porque una persona me avisa.
Y ahí le dice el juez Pullén: si vas y declaras contra Milagro, mañana estas
afuera. Dos veces le hicieron eso”.
Aunque Analía cuenta estos hechos por primera vez, las
denuncias no son nuevas. La organización Tupac Amaru denuncia la lógica
extorsiva que pesa sobre testigos de las causas desde el día de la detención
ilegal de Milagro Sala. Los movimientos de derechos humanos de la provincia
vienen señalando las condiciones de detención de los presos. Y esa misma
denuncia sobre uno de los dos jueces que tienen en manos las causas sobre
Milagro Sala ya las había pronunciado el propio Cardozo, durante una visita que
le hicieron al penal las senadoras Teresita Luna y Maria Inés Pilattii y la
diputada Mara Brawer, una de la coordinadoras de los Comités por la Libertad de
Milagro.
–¿Cuál es la situación en el penal?
–Estamos muy mal, te supera la situación porque no sabés qué
va a pasar mañana. Hoy había cierta tensión entre los presos porque quedaron
muy golpeados. Muchas familias están pidiendo ver este tema. En la situación de
Pochito (Nelson) estamos seguros de que tuvo que ver el Servicio Penitenciario.
Esto es así. Todas las mañanas, por lo general, a los presos se los saca al
patio. El preso que no quiere ir al patio se queda en la celda. Pero la celda
queda con llave, cerrada del lado de afuera, con un candado del Servicio
Penitenciario. El resto se va al patio. Y el patio también queda cerrado con
candado. El patio se abre a las doce. Pero las autoridades del SP se encargan
de abrir la puerta para que puedas entrar. Por eso, en este caso, ellos
debieron ser al menos cómplices, porque cuando entran los chicos al mediodía
para ir la celda, la puerta de Nelson estaba abierta.
–¿En ese momento lo ve su compañero de celda?
–El va a la celda y ahí estaba abierta. Y él estaba colgado.
El chico atinó a levantarlo y bajarlo. Hasta ese momento se creía que se había
ahorcado. Desde adentro, los internos llaman a la mamá y le dicen a una prima
de él: se ahorcó el Negro. Nunca recibió un llamado del SP. Es más, nunca fue
atendida por el Jefe del Penal. No le dijeron nada. Ahí es donde le avisan los
otros presos que se ahorcó. Pero a medida que fueron pasando las horas todo
empieza a cambiar. Y todo salió después en la autopsia que dice que no se mató,
que lo asesinaron. Tenía muchos golpes, evidentemente en el tórax. Falta ahora
saber qué pasó con el resto del cuerpo.
–¿Lo habían amenazado?
–Recién ahora, cuando declaró el viernes por esta causa, la
madre contó que había cierta bronca con un carcelero. En la denuncia del
viernes ella lo nombró.
–¿Nelson por qué estaba ahí?
–Llevaba más de dos años preso sin juicio. Sin condena. Por
homicidio en banda, acusado de que mandaron a matar a una persona del barrio
Azopardo. Había dos presos más aparte de él. Todavía no se había hecho el
juicio. Primero estuvo preso en el penal del Alto Comedero, frente a lo de
Milagro, pero apenas cumplió 21 años en agosto lo trasladaron acá. Es una
porquería todo este lugar. Yo se lo aseguro. Yo hace ocho meses voy a ese
lugar. Veo como son las cosas ahí, y le digo la verdad.
–¿Nelson era el sobrino de Beto?
–Nelson es hijo de un dirigente social del barrio Tekuré. Y
es sobrino de Beto. Beto pasó de denunciante a acusado. Yo tengo una carpeta
con todas las presentaciones que hicimos en toda la causa de Beto, con las
resoluciones que le habían dictado los jueces a los dos tipos que lo habían
atacado y nunca lo pusieron a Beto en este lugar. Tengo también el último
dictamen del juez que ordenó la preventiva y que es una payasada total. Todo
esto es raro. Nosotros sufrimos en casa tres tiros al auto. A él lo detienen en
abril y esto fue en el mes de agosto. Vienen y disparan tres tiros en el auto a
las cinco de la mañana, y eso fue un apriete de acá a la China.
–Puede recordarnos cómo pasó de denunciante a acusado.
–El denunció que lo habían intentado matar a tiros. Declaró
que estaba en tal lugar, vinieron dos, se bajaron del auto y se bajaron a
matar. Pero después quedó detenido y procesado con prisión preventiva (lo
acusan por defenderse a tiros de quienes querían matarlo) en la causa en la que
también está Milagro, (Alberto “Chato”) Avila y él. Lo que querían de Beto,
cuando cayó preso, es que haga una ampliación de la declaración en la que diga
que Milagro Sala contrató a Avila y a Páes para matarlo. Páes se vendió.
Trabajaba para Milagro y dijo que iba a cambiar la declaración y que Milagro
mandó a matar a Beto. Que contrató a él y a Avila. Beto le dijo al juez que se
iba a abstener de declarar. Y que si quieren que diga eso, que lo digan ellos.
Que presenten las pruebas. Y hagan las denuncias. Y eso es lo que ellos están
diciendo.
–¿Qué juez le pidió que declare de esta manera?
–Pullén Llermanos.
–¿Usted denunció esto antes?
–Hubo tres cosas que yo no dije hasta ahora. Primero, que
cuando lo llevaron detenido, el 26 de abril –que era un martes–, el miércoles
lo trasladaron automáticamente al Penal. El miércoles 27 lo tienen en el
Pabellón 2, que es el pabellón de castigo. Yo lo veo recién el viernes. En esos tres días lo mataron a palos. Le
pegaron. Lo tuvieron desnudo. Lo tuvieron esposado de manos y pies, el famoso
barquito que lo llaman. Específicamente, decían que dijera dónde estaban los
bolsos que salen en el video de Milagro Sala. Nunca le preguntaron por la causa
por la que estaba preso. O dónde estaba el arma. Solamente eso. Yo entré el
viernes a verlo: ¡Yo vi como estaba! En esos días había ola polar. Lo tenían
desnudo, ni una colcha, nada le dieron. Y me decía: “me tengo que tapar con
papel higiénico”. Lloraba y lloraba. Me llegó a decir: ‘me van a matar, sino me
mato yo, no aguanto más’. Yo salí de ahí, él lloraba y no querían que se den
cuenta que se había quebrado. Hablaba y tenía dos policías atrás. Cuando salí
estaba desesperada. Sentía una doble sensación. No sabía si hacer problema,
porque tenía miedo que después fuera peor. No sabia qué hacer, agarré y le
presenté a la abogada, ella presentó un certificado que decía que él tenía
presión alta y que sufría de ataques de pánico, porque lo dejaban a oscuras,
sin luz, nada de luz, ni eléctrica ni sol. Nada de nada. Sin comida. Le tiraban
la comida. No veía nada. Le tiraron un tacho en el piso para hiciera sus
necesidades. ¿Sabe cuándo le dejaron de pegar? Cuando le rompieron la espalda y
lo llevaron al médico y la doctora lo vio. Y él tuvo que decirle que se cayó
porque no veía nada dónde estaba.
–¿Qué paso luego?
–Lo segundo que no conté. Pasó una semana. Sería el
miércoles 2 o 3 de mayo. Lo habían tenido una semana ahí. Lo trasladaron y
sacaron a un pabellón común. Nosotros pedimos que lo lleven a la enfermería, un
lugar con ese nombre porque están los enfermos con HIV. Y está en una pieza
grande, con 10 mil cuchetas y duermen uno arriba del otro. Rodeado de
violadores, con todo lo que implica. No tienen agua caliente. No puede ir al
baño, sólo cuando se le da la gana a alguien. Después de eso, lo llevan a Beto
al juzgado. Un jueves lo trasladaron al juzgado sin avisarle a la abogada ni
notificar nada. Yo me entero porque una persona de adentro que me avisa. Me voy
al juzgado. Ni le habían hecho conocer la causa. Ni designaron abogado. Ahí le
dice el juez: “si vas y declarás mañana estás afuera”. Dos veces le hicieron
eso. Y después vino el apriete en la casa. La abogada había presentado un
pedido para que vaya al Tribunal Superior con un habeas corpus.
–¿Por qué lo denuncia ahora?
–Acá es así. Vos no estás con el gobierno y no importa que
te maten a tu sobrino, que te tiroteen la casa, no importa que te quedes sin
trabajo. Beto se quedó sin trabajo. La cooperativa está totalmente parada. No
tienen laburo porque no transó con el gobierno. El gobierno está haciendo lo
que quiere.
–¿Cómo lo vio hoy?
–Beto hoy me dijo: “cuidate y cuidanos a los chicos”. Tengo
dos hijos. Una de 10 años y uno de 18 que terminó el secundario. La verdad,
sinceramente, no sé dónde va a terminar todo esto, no lo sé. ¡¿Cuál es la
persona que puede hacer algo?!
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