Un joven fue asesinado de un tiro en la cabeza por otro
muchacho. Amigos del fallecido quemaron tres casas. La familia de la víctima
habla de robo; la Policía y otros vecinos, de venganza.
Ahora la cosa se calmó porque están ustedes. Pero cuando se
vayan del barrio con los móviles... vuelve el quilombo”. La mujer fue clara y
directa cuando encaró a los policías de la Guardia de Infantería que ayer a la
tarde descansaban bajo un árbol, mientras custodiaban las calles del barrio
Ciudad Evita, ciudad de Córdoba, donde horas antes se había desatado la furia
tras el crimen de un joven.
El muchacho, de 18 años, fue ejecutado de un balazo en la
cabeza por otro joven, quien sería vecino de la misma zona y huyó. Rato
después, y en un lapso de tres horas, amigos de la víctima decidieron hacer
justicia por mano propia y quemaron un auto y tres casas de familiares directos
del sospechoso. No hubo heridos de milagro. Las llamas consumieron
prácticamente por completo las casas.
Los pesquisas del Departamento Homicidios de la Policía
siguen tras los pasos, por ahora sin conseguirlo, del principal sospechoso.
Mientras, decenas de efectivos de la Guardia de Infantería fueron apostados en
esta barriada ante el temor de nuevas refriegas.
La víctima mortal fue Franco Rodríguez (18).
¿Robo o venganza por robo? Su familia denunció que el crimen
ocurrió durante un asalto. La madre y una hermana de la víctima relataron que
el muchacho fue ejecutado de “dos disparos en la sien” por al menos un vecino
que le quiso robar la moto y terminó sustrayéndole las zapatillas y la
billetera.
Desde Investigaciones de la Policía descartaron el robo y se
orientan a un “ajuste de cuentas” motivado presuntamente por una rivalidad o
una diferencia por un problema antiguo. Y dijeron que el disparo fue uno.
Vecinos de la barriada señalaron a La Voz del Interior que
el crimen fue derivación de una “pelea por la tenencia de una moto”. Al
parecer, el agresor habría sido desapoderado de ese vehículo. Los mismos
vecinos, quienes pidieron no dar su identidad, confiaron que Franco es hermano
de Rubén Almirón (23), uno de los dos detenidos por la desaparición de Jimena
Arias, una chica de Ciudad Evita de quien nada se sabe desde marzo. Para la
Policía, no hay conexión entre ambos casos.
Muerte y venganza. Todo sucedió el domingo en Ciudad Evita,
barrio de la periferia este de la Capital. No eran las 18 cuando Franco
Rodríguez se topó con un muchacho que, tras un cruce de palabras, le efectuó un
balazo en el parietal izquierdo. Fue a dos cuadras de su casa. “Vinieron
corriendo a avisarme que a Franco le habían disparado. Cuando llegamos,
agonizaba en la calle. Le habían robado las zapatillas”, relató Natalia,
hermana de la víctima. “Quiso robarle la moto y le vació el revólver”, contó su
madre, Lorena Rodríguez.
El muchacho fue llevado al Hospital de Urgencias, adonde
llegó con muerte cerebral.
Enterados de lo ocurrido, decenas de jóvenes salieron a
vengar lo sucedido con su amigo. Así fue que entre las 2.30 y las 5.15 de ayer,
una horda atacó tres domicilios de familiares directos del presunto homicida,
un muchacho de apellido Ávila Olea. En realidad, lo buscaban a él. Como no
pudieron ubicarlo, quemaron un Ford Taunus y las tres casas. Acudieron
bomberos, móviles del CAP y luego la Guardia de Infantería. No se produjeron
detenciones.
Ayer al mediodía, el corazón de Franco dejó de latir.
Decenas de policías permanecían en la barriada, al cierre de
esta edición, ante el temor de nuevas escaramuzas.
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